Pedaleando por los campos rusos
Me fui a dormir sin poner el despertador y así fue como me
levanté a las 10 de la mañana, habiendo perdido ya 7 horas de luz para poder
pedalear. Tenía que salir lo antes posible, me bañé rápidamente y acomodé la
bici como para poder irme. El dueño del hotel se acercó y me dio su tarjeta
para que la tenga por si necesitaba algo, también me ayudó a acomodar todo en
la bicicleta, sin dejar ninguna cosa suelta y que no se me caiga nada a mitad
de camino.
El ritmo de pedaleo era lento, las pendientes un poco pronunciadas y
la bici si bien es muy cómoda para la ciudad, no está preparada para hacer este
tipo de caminos, ni soportar tanta distancia. En verdad la bici se la banca, el
que no se la banca es uno. Tomando en cuenta esa situación, decidí que la mejor
opción iba a ser tomarme un tren
Vladimir me mostró sus fotos en el partido de Rusia –
Egipto, el de la goleada por 5 a 0, yo les mostré las fotos del partido
Argentina – Francia, eran bastante fanáticos del mundial, de hecho, la esposa
de Vladimir, que trabajaba en recursos humanos de Coca Cola, tenía una edición
especial de las botellas de vidrio de Coca en las que estaban tallados los
resultados de cada partido. Les pregunté si vivían en Mozhaysk y me dijeron que
vinieron a visitar a la abuela de Vladimir y luego regresaban a Moscú.
Me
agregaron al whatsapp y se sorprendieron de que en mi foto aparezca con traje,
mi imagen seguramente que aparentaba ser la de un mísero pordiosero. Después de
un buen rato de charla, Vladimir fue a sacarme los pasajes, bajó el al andén
así no tenía que ir yo con la bicicleta cargada, cuando regresó me dijo que no
se podían sacar los pasajes en las máquinas y lo que tenía que hacer era
subirme al tren cuando venga y arreglar con el guarda. El pasaje costaba 1.200
rublos y me advirtió de que cuando me cobren no pague más que eso. Me despedí de ellos regalándoles un llavero
de Argentina a cada uno y me quedé esperando en una especie de hall vació que
tenía la estación, en el que aparecía cada tanto algún borracho para utilizar
el baño.
Media hora antes de la 1.13, horario en el que llegaría el
tren, tras haber vuelto a cargar la bicicleta en el puente, ya estaba en el andén.
El guarda me dejó pasar sin ningún problema y ahí me quedé esperando la llegada
de la formación. En el andén éramos muy poco, además de mí y el guarda, estaban
dos policías y una
señora que vendía café, nadie más. Me tomé un buen café “chorni”
(negro) y los policías intentaron charlar conmigo, pero la barrera idiomática
impedía cualquier tipo de conversación. Al rato apareció otra persona más que iba
a tomar ese tren, me dijo que me iba a ayudar a subir la bicicleta. Llegó el
tren y las guardas sólo me pidieron el pasaporte para ver si estaba “legal” en
el país y subí sin ningún tipo de problema, dejé la bici toda armada en un
pasillo y me recomendaron llevarme las cosas de valor conmigo. Me asignaron una
litera (en la parte de abajo por suerte) y una de las guardas me trajo sábanas
y una almohada para que duerma. Nadie me había pedido pasaje, nadie me había
cobrado nada, me resultaba raro, sabía que en cualquier momento iba a venir un
terrible guadañazo.Dormí alrededor de una hora cuando el tren paró en una estación que no recuerdo el nombre, el chico que me ayudó a subir la bici en Mozhaysk me dijo que teníamos que ir a sacar los pasajes, el tren iba a estar detenido ahí por 15 minutos así que teníamos tiempo, sacamos el pasaje en la ventanilla de la estación y nos terminó costando tan sólo 700 rublos.
El video de la aventura en el siguiente link:
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